La asertividad es la habilidad para comunicarnos de una manera directa, amable y franca; expresando lo que queremos decir realmente sin coaccionar o causar daño a los demás. Podríamos entender la asertividad como un punto intermedio entre la agresividad y la pasividad comunicativa. En la agresividad hay anulación o daño al otro y en la pasividad hay inhibición. Junto en el punto medio está la asertividad.

 

Aprender a ser asertivos exige un esfuerzo, pero veremos como las claves de la asertividad son sencillas pues se basan en el respeto, la humildad y el deseo de vivir mejor. Aplicar estas claves nos ayuda a expresar lo que deseamos y también a saber decir “no” sin agredir a nadie. Es una habilidad esencial para tener una buena comunicación con los demás y preservar buenas relaciones humanas.

 

Las claves para la asertividad son:

FLEXIBILIDAD:

Lo normal es que a lo largo de los años aprendamos a comportarnos de manera agresiva o pasiva en la comunicación, predominando generalmente uno de los dos extremos. Tanto un estilo comunicativo como otro acaban trayendo problemas y aquí es donde entra en juego la flexibilidad. Ser flexibles implica darnos cuenta de que igual que aprendimos a comunicarnos de manera deficiente, también podemos aprender a ser asertivos. Solo podemos cambiar cuando entendemos que podemos moldear nuestra conducta comunicativa.

 

ESQUEMA MENTAL DE RESPUESTA ADECUADO:

Es normal que estemos llenos de esquemas mentales frente a todo. Los más importantes son los que se refieren a nosotros mismos, que incluyen la forma que tenemos de vernos y tratarnos a nosotros mismos, así como el conjunto de expectativas frente a nuestro desempeño. Cuando el esquema mental hacia uno mismo no es positivo será bastante complicado tener una comunicación adecuada, es decir, o esperaremos que nos impongan algo o esperaremos imponer. Una de las claves de la asertividad es construir una buena actitud frente a lo que somos y lo que hacemos, para responder a las demandas externas de forma más inteligente.

  

DELIMITAR LOS PROBLEMAS:

Pensar el los problemas no es agradable pero sí necesario. El objetivo no es evitar pensar en las dificultades, sino analizarlas de forma general para poder entender de donde surgen. La capacidad de delimitar los problemas es otra de las claves de la asertividad, es decir, saber dónde se producen, con quién y cómo. El simple hecho de delimitarlos ayuda a que se hagan mucho más manejables y facilita que seamos más asertivos a la hora de resolverlos

 

CUIDAR LOS DERECHOS PROPIOS Y AJENOS:

El respeto es la base de una comunicación buena y de tener relaciones sanas con los demás. Esta cualidad implica ser capaz de reconocer la dignidad del otro, pero también la propia, aceptando a cada quien como es. Una manera de cultivar ese respeto es tener muy claros los derechos que nos amparan a todos. Estos derechos están ligados a la consideración, la aceptación, la preservación de la dignidad…

 

REDUCIR O ELIMINAR LAS CONDUCTAS DEFENSIVAS:

Las conductas defensivas surgen por los prejuicios y el miedo, por el temor a ser atacados, cuestionados o confrontados. En definitiva, son resultado de la inseguridad. Cuando uno tiene seguridad en uno mismo, no tiene problema en encontrar un punto de vista diferente al propio. El problema es que las conductas defensivas llevan a ser poco considerados e incluso agresivos con los demás y no se ve en la diferencia una oportunidad para enriquecernos, sino una amenaza contra lo que somos. Reconocer y replantear esas conductas defensivas es una de las claves de la asertividad.

 

La asertividad es una habilidad determinante para sortear los problemas o conflictos con los que nos encontramos frecuentemente. Aprender a sacar el mejor partido de ellos y convertirlos en una oportunidad para crecer es algo muy importante que trabajamos en Citema.