Las alergias e intolerancias alimentarias son condiciones cada vez más comunes en la población general. Sin embargo, en el contexto de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, estas afecciones pueden adoptar una dinámica diferente, debido a la relación que se establece entre la alimentación, la imagen corporal y los hábitos de control de la ingesta.
Los TCA son enfermedades mentales complejas que afectan profundamente tanto el cuerpo como la mente. Estos trastornos implican una preocupación excesiva por el peso y la imagen corporal, lo que a menudo lleva a una restricción extrema de la ingesta alimentaria, conductas de purga o episodios de comer con compulsividad.
En muchas ocasiones, las personas con TCA desarrollan una relación disfuncional con la comida, viéndola como un medio de control o castigo. Esta relación puede facilitar la aparición de intolerancias o alergias alimentarias, no solo por la restricción de ciertos alimentos, sino también por el efecto psicológico que estas condiciones tienen sobre la percepción de la comida.
Las intolerancias alimentarias en personas con TCA pueden ser tanto psicológicas como físicas. Por un lado, desde un punto de vista físico, la desnutrición y el estrés crónico derivados de los trastornos alimentarios pueden alterar el sistema digestivo, lo que puede aumentar la probabilidad de desarrollar intolerancias a ciertos alimentos, como el gluten o la lactosa. Además, la baja ingesta de nutrientes esenciales afecta al funcionamiento normal de los órganos y el sistema inmune, lo que podría desencadenar reacciones adversas a ciertos alimentos. Por otro lado, desde el punto de vista psicológico, las personas con TCA pueden llegar a experimentar una sensibilidad exacerbada hacia ciertos alimentos debido a la ansiedad relacionada con la comida. Esta ansiedad puede desencadenar síntomas psicosomáticos que se interpretan como intolerancias alimentarias, cuando en realidad no hay una base médica sólida para ellas.
Dicho esto, es importante diferenciar entre alergias e intolerancias alimentarias:
- Alergia alimentaria: es una reacción del sistema inmune ante una proteína en un alimento, que puede resultar en síntomas graves como dificultad para respirar, hinchazón, urticaria o incluso shock anafiláctico. Las alergias alimentarias más comunes son: cacahuete, mariscos, huevos, leche y nueces.
- Intolerancia alimentaria: es una dificultad para digerir un alimento o componente específico de los alimentos, sin que implique una reacción del sistema inmune. Los síntomas incluyen hinchazón, gases, diarrea o malestar estomacal, y los más comunes son la intolerancia a la lactosa o al gluten.
En personas con TCA, tanto las alergias como las intolerancias pueden tener un impacto en el bienestar físico y emocional, exacerbando la ansiedad relacionada con la comida y complicando aún más la recuperación. Cuando una persona con TCA presenta alergias o intolerancias alimentarias, esto puede complicar su proceso de recuperación de varias maneras. Por un lado, el miedo al daño físico que pueden causar ciertos alimentos puede intensificar el miedo a comer, lo que retrasa la adopción de una dieta equilibrada y completa. Además, las personas con TCA que ya han experimentado conductas de restricción alimentaria pueden tener una mayor tendencia a autodiagnosticarse intolerancias alimentarias, basándose en la interpretación errónea de los síntomas.
Por otro lado, el manejo adecuado de las intolerancias y alergias alimentarias puede ser esencial para una recuperación exitosa. Un diagnóstico adecuado y el tratamiento con la ayuda de profesionales pueden ayudar a aliviar la ansiedad relacionada con la comida y garantizar que la persona reciba una nutrición adecuada. Es importante tener en cuenta que, aunque los síntomas físicos puedan ser reales, no todas las reacciones a los alimentos son necesariamente el resultado de una intolerancia genuina.
El tratamiento de las alergias e intolerancias alimentarias en personas con TCA debe ser llevado a cabo en unidades especializadas que cuenten con un enfoque multidisciplinario. En centros como Citema, contamos con un equipo de profesionales compuesto por psicólogos, dietistas-nutricionistas y médicos que trabajan de manera conjunta para evaluar y tratar tanto los aspectos emocionales como los físicos del TCA y sus comorbilidades.
Algunas estrategias que empleamos en Citema incluyen:
- Evaluación integral: Es fundamental realizar un diagnóstico preciso para determinar si los síntomas son el resultado de una intolerancia alimentaria real o si se deben a la ansiedad y los trastornos psicológicos.
- Psicoeducación sobre la alimentación: A menudo, las personas con TCA carecen de información sobre nutrición adecuada. Brindamos educación sobre cómo cada alimento puede contribuir a la salud, aliviando el temor y la culpa que muchas veces se asocian con la comida.
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Esta técnica se emplea para ayudar a los pacientes a identificar y modificar pensamientos disfuncionales relacionados con la comida y las alergias o intolerancias percibidas.
- Reintroducción gradual de alimentos: En algunos casos, se puede trabajar de manera gradual para reintroducir alimentos previamente evitados, bajo la supervisión de un nutricionista especializado.
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