La personalidad es algo único de cada persona, y se forma a raíz de la mezcla entre la genética y las experiencias vitales. Esto determina que se formen un conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser una cada persona y se diferencie del resto.

A veces nos encontramos con personas cuyo comportamiento o forma de desenvolverse en el ambiente del día a día no resulta adaptativa. Esta forma de ser puede ser limitante e incluso lesiva. Estas personas tienen una forma de relacionarse con los demás y de enfrentar el día a día de forma disfuncional.

Cuando este tipo de patrón no es algo puntual ni tiene una explicación en ese momento de la vida, es posible que estemos ante un trastorno de personalidad. Esta sospecha aumenta si se presenta en edades tempranas (adolescencia o principios de la edad adulta) y se mantiene a lo largo del tiempo.

Existen diferentes tipos de trastornos de la personalidad, pero encontramos características comunes en ellos:

  1. La percepción sobre uno mismo, otras personas o acontecimientos es diferente a la de los demás.
  2. Las respuestas emocionales y la forma de relacionarse con otros es diferente a lo esperable socialmente.
  3. Las personas pueden presentar un control de impulsos que llama la atención, tanto por exceso como por defecto.

Este tipo de patrones son estables en el tiempo. No se asocian a momentos vitales complicados como podría ser una crisis personal, una enfermedad, una mala racha… ni tampoco se asocian al consumo de tóxicos.

Como consecuencia de estos trastornos, la persona sufre un malestar grande y evidente, y en muchos casos presenta un deterioro social, laboral y de otras áreas importantes del funcionamiento del ser humano. Por esto, es común que se presenten otros síntomas como depresión, ansiedad, consumo de sustancias, trastornos de conducta alimentaria, problemas de la esfera sexual, conflictos familiares o de pareja…

Es importante saber que la responsabilidad del diagnóstico recae sobre los profesionales de salud mental, nunca sobre los familiares o el entorno cercano a la persona. Se trata de patologías complejas que deben ser abordadas por equipos especializados de salud mental.