“…Llega el cambio de temporada, el calor y con ello las piscinas, los tirantes, las minifaldas y sandalias.
Me enfrento al cambio de armario y al espejo. Me miro y no me gusto, me doy asco, y así de gorda me ven los demás. Las dietas, el ejercicio compulsivo, la abstinencia a todo lo “prohibido en la nevera” parece que no ha servido de nada.
Abro el armario y no me imagino guapa con nada de lo que tengo en él. Esos pantalones cortos, esos tops. No seré capaz de ponérmelo.
Decido probar con la báscula y veo con asombro que mi peso es el ideal según la masa de peso corporal. “la báscula está rota” es imposible que mi peso este correcto si cuando me miro sólo ves michelines y grasa…. Rompo a llorar, “no quiero que me vea nadie así….”
Este es un fragmento de lo que podría estar sintiendo cualquiera persona afectada por un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) la distorsión que puede sufrir de su figura y su peso produce grandes sentimientos de frustración y ansiedad, que en esta época de gran exposición del cuerpo, se pueden ver agravados.
Las dietas, el control del peso, el miedo a engordar, querer ser delgado, son actitudes muy enraizadas en nuestra cultura. La sociedad nos da el mensaje de, triunfo igual a delgadez y aceptación. Por eso no es de extrañar que esta situación frente al armario sea más común de lo que debería ser. Además, es importante saber si estos pensamientos van acompañados de otros síntomas tales como la tendencia al perfeccionamiento, la inseguridad, la baja autoestima y la alta exigencia a uno mismo, para saber si podemos estar sufriendo un trastorno de conducta alimentaria.
Si te sientes identificado, es el momento de apoyarte en un equipo de profesionales que te ayudarán en todo momento de una manera cercana y eficaz.
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