La respiración es un proceso fisiológico fundamental para vivir. Respiramos miles de veces cada día, alimentando nuestras células con oxígeno y expulsando los desechos en forma de dióxido de carbono.
Pese a su gran importancia, este proceso lo tenemos totalmente automatizado y respiramos sin darnos cuenta. Sin embargo, si nos volvemos conscientes de cómo respiramos durante unos cuantos instantes podemos mejorar bastante nuestra salud emocional ya que el cuerpo posee un sistema innato de liberación de la tensión que no es otro que la respiración.
El problema se encuentra en que hemos aprendido a controlar la respiración, de modo que la bloqueamos para no sentir con toda intensidad las emociones.
Esto lo podemos observar en los niños que endurecen la tripa y contienen la respiración para no tener miedo. Por tanto, para saltar esa “programación” no deseable hay que realizar conscientemente el proceso de respirar para lograr que se active la respuesta natural de relajación.
A continuación os dejamos un ejercicio de respiración completa y consciente:
- Lleva la atención de tu mente a un punto concreto de tu cuerpo donde percibes tensión. Esta tensión puede ser tanto emocional o muscular.
- Hazte muy consciente de todas las características del malestar y puntúa su intensidad. 0, no te molesta. 10, lo máximo que puedes aguantar.
- Inspira empezando por el abdomen y acabando por el pecho de modo que lleguemos a un punto en el que sintamos la necesidad de expirar. De este modo provocamos la primera respuesta de relajación del cuerpo.
- Vacía totalmente los pulmones encogiendo el abdomen y el pecho, hasta que llegue la necesidad de inspirar, disparando la segunda respuesta de relajación.
- Permite que el cuerpo inspire con libertad y puntuar.
- Repite los pasos 3, 4 y 5 hasta que desaparezca.
Ser conscientes de nuestras respiraciones y aprender a navegar con ella dentro del cuerpo nos permite transitar del estado de angustia, ansiedad, miedo, inseguridad y estrés a un estado de ánimo más positivo.
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