Llega el verano de la mano de la subida de temperaturas y los días más largos y, para muchas personas, acompañado de vacaciones laborales y el fin de rutinas académicas. Por todo esto y mucho más podríamos pensar que el verano es la estación ideal por la oportunidad que nos brinda de desconectar, de hacer más planes de ocio, de relajarnos, de disfrutar de tiempo libre, de compartir momentos con familia y amigos… Es cierto que para muchas personas es así, pero para un gran número de personas que padecen un Trastorno de Conducta Alimentaria, esta estación del año puede ser un gran enemigo.

El verano es también una época en la que los medios de comunicación y las redes sociales bombardean mensajes de culto al cuerpo, de una imagen no realista entendida como perfección. Estamos continuamente expuestos a una valoración pública que pone en riesgo nuestra autoestima, y más en una persona que sufre un TCA. Además, en esta época proliferan cantidad de mensajes disfrazados de actos saludables y tenemos que tener cuidado con ello. Cuidarse es saludable y necesario, siempre que esté dentro de la salud, el autocuidado y el respeto hacia uno mismo.

Unido a esto encontramos el cambio de vestuario de esta estación, que suele implicar mostrar más el cuerpo. Muchas personas viven esta exposición corporal con mucha inseguridad, sobre todo cuando existe una insatisfacción con la imagen corporal.

Paralelamente a esto, el verano puede ser un momento de detección de trastornos alimentarios al hacerlos más visibles para las personas del entorno cercano, ya sea por el cambio de ropa que evidencie una pérdida de peso importante o, por el contrario, por mostrar conductas evitativas de cualquier actividad que implique exposición al cuerpo.

Las familias de personas con TCA suelen mostrar preocupación ante esta estación por no saber manejar los días de vacaciones que pasarán fuera del domicilio habitual. Es importante mantener la pauta alimentaria y las rutinas, además de introducir otros aspectos que puedan hacer del verano un recuerdo más agradable. Compartir momentos con amigos, pareja o familia más allá de la comida.

Conscientes de estos riesgos y dificultades, desde Citema trabajamos con los pacientes para que esta época del año se pueda disfrutar de la manera más normalizada posible ayudando a pacientes y familiares a desarrollar una estrategia correcta que no contribuya a un deterioro físico ni mental de la persona y fortalezca el vínculo familiar.