El ejercicio físico es una conducta alterada en los trastornos de la conducta alimentaria de forma muy habitual. Por un lado, encontramos alteración cuantitativa en frecuencia, duración e intensidad. Y, por otro lado, cualitativamente las actitudes en torno al ejercicio también sufren alteración en pacientes con trastornos alimentarios.

A pesar de que esto se sabe desde hace mucho tiempo, las pautas de ejercicio físico no han empezado a estudiarse hasta muy recientemente. Los primeros estudios que incorporaban pautas de ejercicio en el tratamiento de los TCA datan de 2010 en adelante, por lo que existen muy pocas evidencias al respecto.

Podemos encontrar como características de la conducta alterada con respecto al ejercicio que sea excesivo o compulsivo, pudiendo también estar relacionadas ambas.

  • El ejercicio físico excesivo se define como: ejercicio que se realiza en >6h/semana o >1h/día con intensidad elevada, incluso llegando a ser una intensidad extenuante. Con este tipo de ejercicio disminuye el estado de ánimo y la capacidad de recuperación de la persona, y generalmente es mantenido pese a sus efectos negativos.
  • El ejercicio físico compulsivo se presenta en aproximadamente el 80% de los TCA de tipo restrictivo, también pudiendo presentarse en otros cuadros de trastornos alimentarios. El ejercicio compulsivo sería aquel que se realiza con el único objetivo de modificar el peso o la figura, anteponiéndolo a cualquier otra actividad. Se realiza siempre en soledad y para evitar el malestar emocional de no hacerlo (culpabilidad).

Los últimos estudios realizados sobre este tema afirman como el ejercicio excesivo y/o compulsivo interfiere negativamente en la calidad de vida de la persona y nunca aporta ningún beneficio en la salud global.

En anorexia nerviosa, los objetivos de realizar ejercicio físico son: perder peso, no aumentar peso, tonificar la masa muscular.

En bulimia nerviosa, los objetivos de realizar ejercicio físico son: compensar la sobreingesta, modificar la forma corporal, desarrollo de masa muscular.

En chicos con TCA, los objetivos son: alcanzar el ideal de belleza masculina aceptado socialmente. Esta conducta es ocultada involuntariamente al estar bien visto socialmente hacer ejercicio.

También debemos tener en cuenta la hiperactividad que suele aparecer en anorexia nerviosa. Se puede observar un aumento del ejercicio físico y la actividad, sustituyendo actividades sedentarias por otras más activas (en lugar de estudiar sentada, estudiar de pie paseando; en lugar de quedar con una amiga para hablar en un banco, quedar para andar…), así como una disminución del tiempo de descanso físico (dormir menos por la noche, limitar los reposos tras las comidas, aumentar las actividades estáticas…).

Existen algunos signos que pueden hacer sospechar de la presencia de esta hiperactividad al ser observados en consulta: no sentarse en la sala de espera, sentarse en el borde de la silla manteniendo las piernas contraídas para soportar u peso (no apoyare nunca en el respaldo de la silla), mover continuamente las extremidades cuando están sentados, levantarse muy a menudo…

Es muy importante ahondar y recabar toda la información acerca del ejercicio físico en pacientes con trastornos alimentarios ya que puede ser un factor muy obsesivo que impida una recuperación ponderal adecuada. Además, se debe tener mucha precaución con la rabdomiolisis que es un daño muscular provocado por el aumento de la fosfocreatina sérica. En AN suele ser debido a la hiponatremia, a la elevada ingesta de líquidos o a la duración del ejercicio en bajo peso. En BN suele estar relacionado con los vómitos, la potomanía o con la intensidad excesiva del ejercicio. Debemos controlarlo puesto que puede tener efectos bastante graves en estos pacientes, sobre todo a nivel renal.