Las autolesiones no suicidas (ANS) son unas conductas de herirse directa y deliberadamente la superficie corporal, sin intencionalidad letal; es decir, implican la realización de un acto de daño corporal autoinfligido, pero sin intención de provocarse la muerte.
La incidencia de las autolesiones en los jóvenes y adolescentes ha sufrido un gran aumento, y es por esto que en la actualidad está recibiendo mucho interés por parte de la prensa, las familias, los profesores… La importancia radica no solo en el propio daño físico, sino también en la angustia y el malestar que los jóvenes tienen al realizar esta conducta.
Las ANS no son un trastorno psiquiátrico en sí, pero el DSM5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) las ha incluido como un diagnóstico que requiere más estudio en profundidad. En este manual se define las ANS en base a los siguientes criterios:
- En el último año, el individuo se ha ocasionado, durante cinco o más días, daños intencionados a sí mismo en la superficie de su cuerpo, que probablemente induzca sangrado, contusión o dolor (por ejemplo, cortar, quemar, apuñalar, golpear, frotar excesivamente), con la expectativa de que la lesión solo conllevará daños físicos leves o moderados (es decir, que no hay ninguna intención suicida).
- El individuo se comporta en un comportamiento autolesivo con una o más de las siguientes expectativas:
- Obtener alivio de un sentimiento negativo o de un estado cognitivo.
- Resolver una dificultad interpersonal.
- Inducir un estado de sensación positiva.
- La autolesión intencionada está asociada por lo menos a uno de los siguientes criterios:
- Dificultades interpersonales o sentimientos o pensamientos negativos, tales como depresión, ansiedad, tensión, ira, angustia generalizada o autocriticismo, que se produce en el periodo inmediatamente anterior al acto de autolesión.
- Antes de iniciarse en el acto, debe producirse un período de preocupación por el comportamiento previsto que es difícil de controlar.
- Pensar en la autolesión que se produce con frecuencia, incluso si no se actúa.
- El comportamiento no está sancionado socialmente (por ejemplo, piercing corporal, tatuaje, parte de un ritual religioso) y no se restringe a rascarse una costra o morderse las uñas.
- El comportamiento o sus consecuencias provocan molestias o interferencias clínicamente significativas en funciones interpersonales, académicas u otras funciones importantes.
- El comportamiento no se produce exclusivamente en episodios psicóticos, delirio, intoxicación de sustancias o retirada de sustancias. En individuos con trastorno del neurodesarrollo, la conducta no forma parte de un patrón de estereotipias repetitivas. El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental o condición médica (por ejemplo, trastorno psicótico, TEA, discapacidad intelectual, síndrome de Lesch-Nyhan, trastorno del movimiento estereotipado con autolesión, tricotilomanía (trastorno de arrancarse el cabello), excoriación (trastorno de rascarse la piel).
Las ASN pueden ser un síntoma más dentro de otro trastorno mental que curse con otros síntomas. En adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria, con trastornos depresivos o con trastornos de ansiedad, la conducta autolesiva se presenta de forma ocasional cumpliendo funciones en el afrontamiento de las dificultades del pacientes (mecanismo para reducir la ansiedad, mecanismo para expresar el malestar…).
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